¿Cómo serán los edificios de oficinas en la era post pandemia?
Publicado hace 4 años
Nos encontramos ante un posible cambio de sociedad motivado por la covid-19 o enfermedades similares, ante un cambio en el modelo de producción y sobre todo por la irrupción de la tecnología de comunicación. En la siguiente nota se analisa cómo podrían modificarse o readaptarse el diseño de edificios de oficinas desde un punto de vista realista y arquitectónico.
Como cualquier tipología arquitectónica, durante el paso del tiempo ha venido sufriendo modificaciones desde los primeros edificios del siglo XIX, época en la que la población empezaba a cambiar el trabajo en las fábricas o en el campo por el trabajo en zonas administrativas o de oficinas. Este hecho provocó una carrera por generar edificios identificables, Frank Lloyd Wright o Alder y Sullivan lideraron la corriente de edificios en EEUU en la que se fijaría medio mundo.
El hecho de cambiar el modo de producción y de trabajo, afectó a una determinada tipología edificatoria. Otro elemento que provocó una modificación en esta tipología de edificios fue sin duda el ascensor (Otis, 1870). Su uso disparó la carrera para conquistar el cielo.
Los edificios de oficinas modificaron drásticamente en los años 70´s con la crisis de petróleo. Se hicieron más estancos y se controlaron sus consumos. Con esto quiero decir que los nuevos modelos de trabajos, afecciones en los modelos financieros y las apariciones de nuevas tecnologías han provocado y condicionado la creación de estos espacios de oficinas.
Hoy nos encontramos ante una solución similar. Nos encontramos ante un posible cambio de sociedad motivado por la covid-19 o enfermedades similares, ante un cambio en el modelo de producción y sobre todo por la irrupción de la tecnología de comunicación.
Como ya hiciera el ascensor en el siglo XX con los edificios de oficinas y los ordenadores en los años 80´s, las tecnologías actuales de comunicación lo harán con los edificios del siglo XXI.
El espacio de trabajo ha ido evolucionando en función de la sociedad a la que servían. Edificios de oficinas que estaban excesivamente compartimentados, con fachadas robustas, opacas, poco iluminadas, como si fueran celosos de lo que ocurre en su interior. El cambio que demandaba el mercado fue drástico. Espacios diáfanos, grandes superficies acristaladas para el máximo aprovechamiento de la luz natural, nuevas tecnologías en climatización, etc.
En la era pre-covid el siguiente paso fue el de implementar tecnología de seguridad y tecnología aplicada al usuario, implementada en la telefonía móvil del trabajador. Tecnología que permite el acceso al edificio, tecnología para reservar salas de reuniones, tecnología para llamar al ascensor o para ajustar la luz.
Si el covid-19 u otro agente han venido para quedarse, esta tecnología quedará relegada por la sociosanitaria. Ya es una realidad la toma de temperatura en el acceso a estos edificios y la biometría hará su aparición con fuerza.
Ascensores de última tecnología
Se empezarán a utilizar con asiduidad escáneres de retina o de huellas para garantizar el acceso en condiciones temperatura y seguridad. El mensaje será “buenos días señor Astorqui, su temperatura es idónea, procedemos a llamar a su ascensor”
Desde hace tiempo, existe la tecnología de la preselección por lo que cuando lleguemos al ascensor sabremos con exactitud qué ascensor usar para ir a nuestra planta sin necesidad de tocar ningún botón. No obstante, los ascensores evolucionarán a la selección por comandos de voz. Los ascensores ya disponen de altas tecnologías, pero tendrán que incorporar la de la descontaminación siempre preservando la salud del usuario.
De lo contrario, ante una pandemia su uso quedará restringido o prohibido. ¿Imagináis ir a trabajar a la planta 30 de cualquier torre de oficinas por las escaleras?
Hacía una reflexión con un promotor y llegábamos a la conclusión de que, si los ascensores no se adaptan, será el mercado quien adapte los edificios y serán más valiosos y rentables los edificios horizontales que los verticales.
Aquellos edificios en los que disfrutes de un paseo hacia tu puesto de trabajo serán más apetecibles para el mercado. En la era precovid, las superficies con rentas más caras eran las más altas y las de mejores vistas. ¿Será así en la era post-covid? ¿Se volverán a ir las empresas al exterior de las ciudades?
La nueva oficina virtual
El teletrabajo será una solución habitual y la capacidad de “entrar en remoto” en tu pc de la oficina será parte de la rutina. Se adaptarán espacios de trabajos en las casas con monitorización de las actividades y se fichará mediante aplicaciones con geolocalización. Esto conseguirá reducir la superficie de oficina física y esta parte se podrá reinventar en la oficina virtual. Salas de reuniones virtuales, hologramas, inversiones en programas.
En nuestro sector la realidad virtual, los espacios de trabajo compartidos y los modelos 360 van a ser el futuro como lo fue Autocad. Desde casa, nos pondremos un café, nos conectaremos con el equipo en un espacio de realidad virtual y nos pondremos unas gafas VR y sobre el modelo de arquitectura empezaremos a trabajar. Invitaremos al cliente para que se una y desde casa le explicaremos el proyecto (invito a ver a Nicholas Baker en #vrsketching)
Si la aparición del ordenador inició la des-mamparización y la transparencia (física y moral) terminó por eliminar los despachos, el covid-19 traerá otro modelo de espacio.
Lo que hoy conocemos como escalada o desescalada a nivel de contagio, no viene a ser otra cosa que ir elevando los niveles de restricción de los espacios habitables, contemplando el último reducto la vivienda. Si a nivel arquitectónico dotamos a los edificios de muchos “escalones” intermedios, ayudaremos a identificar claramente los espacios que se pueden usar en distintos escenarios de escalada o de desescalada. Si los agentes contaminantes son un ser con el que tengamos que convivir, no podemos pasar en un día de usar el 100% a encerrarnos en casa. Deberá existir un proceso de escalada.
Actualmente los espacios de oficinas son fácilmente identificables: Hall de acceso, vestíbulos de ascensores, plantas de oficinas, cafetería o comedor y el resto lo podemos agrupar en zonas comunes. Si el teletrabajo va a reducir la superficie de alquiler de oficinas, los edificios existentes tendrán dos opciones.
La primera arrendar la superficie que les queda a más compañías y la segunda generar espacios intermedios entre los espacios principales que actúen de exclusa. Con la segunda optaríamos por una calificación #covidfree y con la primera no.
¿Oficinas #Covidfree?
Esto me lleva a pensar cómo estas situaciones serán aprovechadas por los sellos y certificaciones de edificios. A principios de siglo empezaron a ser una realidad los sellos y calificaciones tipo Breeam o Leed para identificar y puntuar a los edificios en base a la sostenibilidad. Posteriormente aparecieron calificaciones tipo WELL donde se califica a los edificios en función de las características que impactan en la salud y el bienestar de las personas, pero sobre unos valores de calidad lumínica, calidad del agua, calidad del aire, etc.
En breve existirá un sello de calidad #COVIDFREE Building Standard que calificará a los edificios en función de sus características ante situaciones epidemiológicas y ¿Qué es lo que evaluará?
El acceso. Si hacemos una revisión sobre los espacios conocidos, el hall es el espacio principal de acceso de personas. Se verán modificados por la necesidad de incorporar elementos tipo exclusa que identifican a la persona y la califican o la escanean para tomas de temperatura, etc.
Seguirán disponiendo de zonas de recepción, pero muy probablemente mamparizadas. Imagino diseños de mostradores de recepción tipo cápsulas o similar, antes que recepcionistas con mascarillas. Máquinas para expender tu propia tarjeta de acceso, zonas de espera limitadas en espacio y ocupación y en aquellos países en los que se permita el hall se verá reducido considerablemente por el espacio exterior.
En el último proyecto de oficinas en el que estaba trabajando, ya propusimos eliminar el hall de acceso en detrimento del espacio semipúblico-semiprivado. Dos grandes núcleos tocarían el suelo para recoger, clasificar e identificar al usuario para posteriormente llevarlo al interior del edificio. El resto del espacio sería exterior: espacio limpio, cubierto, con vegetación, sin climatización, lo que antes llamaba un espacio intermedio.
¿Por qué disponer de grandes vestíbulos acristalados y climatizados que encima computan? Realmente son zonas de tránsito, el mayor tiempo están vacíos y la tecnología que viene permitirá identificar al usuario incluso antes de llegar a las oficinas.
Menos alterables serán los vestíbulos de ascensores o los pasillos entre estos y el espacio de trabajos. Serán estos espacios los que actúen como filtro. Serán espacios con sistemas de presurización y despresurización, compuertas en sistemas de climatización y de ventilación.
Espacios con materiales antibacterianos y luminarias inteligentes con identificación de personas, que trasmitirán orden a las puertas automática de apertura o de cierre en función de la ocupación el espacio. No olvidemos que en estos espacios de relación es donde el contagio puede darse con mayor probabilidad.
Actualmente ya existe la tecnología de luminarias inteligentes que, conectadas entre sí a una red, generan infinidad de datos de ocupación, uso, etc. Un ejemplo es el edificio The Edge en Ámsterdam. Esta información será fundamental para identificar potenciales espacios de contagio.
Sistemas de detección vírica en el aire
Con los incendios de Chicago, la humanidad hizo una reflexión a nivel de sistemas de extinción de incendios. Más cerca en el tiempo, con el incendio del edifico Windsor en Madrid, se hizo una reflexión profunda a nivel normativo. Si el covid-19 u otros agentes van a estar tiempo entre nosotros, irremediablemente se tendrán que crear normativas.
Si actualmente existen sistemas de detección de incendios y si se demuestra finalmente que el covid-19 permanece en el aire. ¿Qué nos aleja de sistemas de detección de agentes nocivos en el aire? Esta red de detección será fundamental, procesarán la calidad del aire y avisarán si se ha detectado algún agente nocivo en el ambiente, obviamente los monitores de calidad del aire con detectores de formaldehídos tendrán que adaptarse para detectar estas partículas.
Una vez detectado, el siguiente paso será su extinción. Instalaremos puertas y compuertas que sellen el espacio, y mediante tecnologías en desarrollo procederemos a la desinfección. Esta tecnología se encuentra en el mercado: sistemas de nebulización, termo nebulización o micronebulización con ozono. En hospitales es habitual el uso de otros sistemas que podrán ser transferibles a la tipología de oficinas. En los hospitales existen habitaciones catalogadas como habitaciones de infecciosos o de aislamiento, donde hay pacientes con enfermedades tipo tuberculosis que deben ser desinfectadas. Esta desinfección se hace mediante lámparas de rayos UVA que desinfectan el espacio en 30 minutos.
Si existen luminarias de emergencias ¿Quién no nos dirá que en un futuro próximo no haya lámparas de rayos UVA intercaladas con las luminarias convencionales?
Los espacios específicos de trabajo
Los primeros edificios de oficinas de finales del sigo XIX o en los primeros años del siglo XX disponían de rudimentarios sistemas de calefacción y nulos de climatización. Hasta la aparición de los sistemas abiertos de aire acondicionado en los años 40´s, no se dispusieron las oficinas horizontales con espacios abiertos (1950-1960) o compartimentadas.
Si esa situación de rudimentarios sistemas de calefacción hacía que las oficinas se compartimentaran en mini despachos cada uno con un radiador o una ventana, quizás se asemeje a los primeros años de la era post-covid. Hasta no disponer de sistemas de detección y descontaminación generales, tengamos que disponer sistemas unitarios en los boxes de trabajo.
Imagino boxes completamente acristalados, estancos, con sistemas de climatización, de iluminación y ventilación al gusto del usuario, extremadamente transparentes, sin esquinas para facilitar la limpieza, con pantallas integradas en los paramentos para trabajar y comunicarse, potentes softwares de comunicación interprofesional y con sistemas de desinfección que se activen cuando el usuario esté ausente del puesto de trabajo (hora del café, comida o el día que está teletrabajando).
La imaginación de cada lector le llevará a visualizar estos espacios, pero no tienen por qué ser ni fríos ni inhumanos.
Obviamente las ratios de ocupación que manejábamos de 7m2/persona e incluso 5m2/persona se verán repensados y modificados con el teletrabajo para acercarnos a ratios del 15m2/persona. El aforo indudablemente se verá afectado, parte del equipo trabajará martes y miércoles y otra parte miércoles y jueves. De esta manera disponemos de espacios de oficina más reducidos, con intervalos de más 24h vacíos (tiempo suficiente para la descontaminación). La flexibilización del espacio ya estaba empezando a ser una realidad con compañías tipo wework o similar. Hoy podemos necesitar 2000m2 y la semana que viene tan solo 500 m2 y esta manera de trabajar va a modificar el espacio.
Espacios intermedios para la desescalada
Con la superficie que nos hayamos podido ahorrar del acceso principal y con la optimización del espacio reducida por el teletrabajo podremos reutilizarla en los famosos espacios intermedios. Aquellos que faciliten la escalada o desescalada en el caso de contagios.
El edificio BBVA Bancomer en México obra de Legorreta+Legorreta y Rogers Stirk Harbour + Partners se acerca a mi imagen de espacios intermedios. Dispone de terrazas y espacios de descompresión o desinfección intermedios, localizados a lo largo de todo el edificio.
Con esta estrategia de diseminación del espacio, se consigue que los usuarios dispongan de muchos espacios para relacionarse, de esta manera la ocupación del edificio se dispersa y no se agrupa en comedores comunes, etc. Al final, se trata de crear espacios multiusos distribuidos por el edificio con capacidad de ser exteriores y con capacidades de compartimentación para poder convertirse en comedor, sala de reuniones, salas de evento o zonas de reuniones.
Como conclusión, las oficinas siempre se han modificado según las necesidades de los mercados, de los individuos y de las tecnologías. Si el covid19 perdura en el tiempo, indudablemente modificará las oficinas y no tiene por qué ser a peor.
Quizás pierdan estanqueidad, se aumenten los volúmenes de ventilación y de iluminación natural, se libere espacio público en favor del espacio verde y se incluyan espacios más amables, humanos y naturales.
Puede que haya llegado el momento en el que de verdad dejemos a la naturaleza modificar con rotundidad nuestros espacios de trabajo y le quitemos el adjetivo “verde” a nuestros edificios.
Fuente: Caloryfrio
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