México: Peritaje en Línea 12 revela terribles condiciones en el STC Metro

En junio, una empresa noruega contratada por Claudia Sheinbaum presentó un dictamen en el que afirmada que se trataba de al menos seis “deficiencias”, por el tipo de soldaduras para las trabes que sostenían el tramo elevado colapsado, la calidad de materiales, el uso de diferentes tipos de concreto y la falta de pernos -pieza mecánica que ensambla y monta diversos componentes para formar una estructura-.

Según otro dictamen más reciente, hecho por peritos externos contratados por la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, sólo se colocó el 65% de los pernos que necesitaba el tramo elevado de la Línea 12, misma que no recibió el mantenimiento adecuado. En dicho documento, se aclaró que los pernos fueron puestos de forma inadecuada y sin respetar las normas de construcción, haciendo que la efectividad fuera cinco veces menor. Escandaloso.

Esto fue lo que determinó la causa: “la inobservancia del procedimiento constructivo conforme a lo que establecen; la ley de obras públicas, las normas de construcción y el reglamento de construcción, todos del Distrito Federal”, según el documento.

Era evidente que no había un mantenimiento adecuado pues no había certeza de que tuviera una inspección rutinaria, ni revisión detallada.

Y no es el único caso de negligencia en el mantenimiento pues, un año después del incendio de la subestación del Puesto Central de Control número uno, el servicio de operación y supervisión de las líneas 1, 2, 3, 4, 5 y 6 se hace de la manera más rudimentaria y prácticamente “a ciegas”.

Literalmente, para suponer dónde están los trenes que transitan por la red todos los días, utilizan un juego dominó imaginando los recorridos diarios. Ha pasado más de un año y los tableros de transmisión que permiten ver en tiempo real la ubicación de los trenes siguen sin operar. Un trabajador entrevistado por MILENIO, respondió que “con frecuencia nos llaman para decirnos dónde están y es cuando colocas la ficha en su lugar, pero de ahí imaginas dónde está exactamente”.

Además, tras el incendio en la subestación de la calle Buen Tono, el sistema de telemetría colapsó y los sistemas de supervisión y comunicación de las primeras líneas del metro lo padecieron. Por ello tuvieron que improvisar y crearon un sistema para controlar el avance de los trenes con distintos materiales de papelería como lápices, gomas, plumas y al final decidieron hacerlo con fichas de dominó.

Esto no sólo se trata de un mal mantenimiento, ¡es un servicio que pone en riesgo a miles y millones de personas que utilizan el sistema de transporte todos los días!

Para colmo, el sistema de comunicaciones interno del metro también se cayó, por lo que tenían que usar la aplicación de WhatsApp para comunicarse a pesar de que hay zonas que no cuentan con señal y por tanto no reciben ni mandan mensajes.

Ahora con la cuarta ola de covid, el personal que opera es mínimo. Además, según habían mejorado las condiciones de trabajo, pero en la misma entrevista mencionada anteriormente, el trabajador cuenta que ahora tienen un diagrama de papel y plumones y es un poco más claro. Tienen más monitores con cámaras y un teléfono para comunicarse con operadores de trenes, pero no es el mismo nivel que se tenía antes del siniestro del 9 de enero de 2020.

Las líneas afectadas siguen funcionando a medias. La 1, 2 y 3 siguen sin operar como antes del incendio de Buen Tono por el precario trabajo, las líneas 4, 5 y 6 funcionan con normalidad al ser relativamente pequeñas, pero las líneas grandes “estamos a un 30% menos”.

Mientras que las empresas responsables de garantizar cada herramienta y tornillo para el funcionamiento del transporte no hacen nada, los y las trabajadoras cargan en sus hombros el evitar que se originen más incidentes. Son pésimas las condiciones en las que éste funciona, y orilla a los y las empleadas a arreglárselas de una manera rudimentaria como utilizando un juego de dominó.

Pueden decir las veces que quieran que esos acontecimientos fueron accidentes, pero nadie se lo cree.

No podemos esperar a que un día decidan garantizar la seguridad de la mayoría de la población de la Ciudad de México que viaja en metro. Es imperdonable que sigan permitiendo este tipo de sucesos donde la clase trabajadora muere sólo para rellenar unos cuantos bolsillos de empresarios o políticos.

La única forma de que sea un sistema de transporte seguro, es impulsando una comisión independiente de las autoridades conformada por arquitectos, ingenieros civiles, organizaciones de derechos humanos y otros especialistas que puedan hacer una revisión de las estructuras actuales del metro, previniendo otro desastre.

También es fundamental que las y los trabajadores del metro tomen las riendas y decidan qué presupuesto, hacia qué destinarlo y así volver el metro un sistema de transporte seguro para que día a día lo sigamos utilizando sin la probabilidad de que falle causando otra tragedia.

No es posible que sigan siendo responsables las empresas que claramente no buscan el bienestar de la población, sino hacer todo lo posible para seguir enriqueciéndose.