A pesar del coronavirus, para los trabajadores de la Copa del Mundo en Qatar, todo sigue igual.

A menos de 1.000 días del inicio del torneo, los trabajadores dijeron que era "lo de siempre" ya que la construcción continuaba a un ritmo implacable.

Se veían autobuses llenos de trabajadores dirigiéndose al trabajo, mientras que los trabajadores dijeron al Guardian que seguían soportando largos turnos de trabajo con sólo un control sanitario limitado.

Mientras continúan las discusiones en el Reino Unido sobre si es seguro que los trabajadores de la construcción se presenten a trabajar, el secretario de salud, Matt Hancock, dijo el martes que el trabajo esencial de la construcción puede continuar mientras los trabajadores permanezcan a dos metros de distancia.

Tal condición sería casi imposible de cumplir en Qatar, donde los trabajadores viven en campos de trabajo abarrotados, compartiendo dormitorios, a menudo con otras ocho o diez personas, y son transportados para trabajar en los autobuses de la empresa atestados de hasta 60 personas.

Si bien Qatar todavía no está en aislamiento y el trabajo en algunos sectores continúa, los trabajadores migrantes de bajos salarios son particularmente vulnerables, dada la estrecha interacción que mantienen con otros en los campos de trabajo y en el empleo.

Los trabajadores dicen que no tienen más remedio que presentarse, obligados tanto por sus empleadores como por la necesidad urgente de ganar dinero para sus familias en su país.

"Me preocupa mucho contraer el virus, pero necesito el dinero", dijo un trabajador de la construcción keniano, que no está empleado en un proyecto de la Copa Mundial, y que trabaja en turnos de 14 horas. Dijo que usa guantes y una máscara en el trabajo, pero que no es suficiente. "Sólo Dios es suficiente", añadió.
Un trabajador nepalés que construye un aparcamiento dijo que se le toma la presión arterial antes de cada turno. "Uso una máscara facial, que compré yo mismo. Los que no tienen máscara se cubren la boca con un trozo de tela", dijo.

La semana pasada, las autoridades qataríes anunciaron la "prohibición de todas las formas de reunión... incluyendo pero no limitándose a la Corniche, los parques públicos, las playas y las reuniones sociales", pero a pesar del cierre casi total de gimnasios, cines, centros comerciales y bancos, la sentencia parece no aplicarse a los trabajadores de la construcción y otros del sector privado.

Las notificaciones en los sitios de medios sociales del gobierno que instan a la gente a evitar los espacios y reuniones públicas provocaron una respuesta airada, con un usuario escribiendo: "¿Cómo mantendrán los trabajadores de la construcción el distanciamiento social? ... A nadie le importa nuestra seguridad ... ¿Crees que no queremos vivir? ¿Crees que no queremos ver a nuestras familias?"

Otro escribió que estaba en el sitio durante nueve horas al día, añadiendo: "No somos robots. No somos inmunes al virus".

Los trabajadores migrantes en Qatar, y en todo el Golfo, no pueden cambiar de trabajo sin el permiso de su empleador, un sistema que algunos grupos de derechos han descrito como una forma de esclavitud moderna. La legislación para poner fin a esta práctica se dio a conocer en octubre, pero aún no ha entrado en vigor.

La mayoría de los trabajadores migrantes pagan grandes comisiones de contratación, algunas de hasta 4.000 libras esterlinas, para asegurarse un empleo en Qatar. Muchos encuentran que sus salarios son menores de lo que se les prometió. Los salarios bajos y los atrasos son comunes, pero los trabajadores son reacios a quejarse por temor a perder sus empleos.

"Es difícil que los empleados en cualquier contexto se nieguen a ir a trabajar, pero en sistemas como el de Qatar, donde los empleadores tienen niveles extremos de control sobre los trabajadores, sería particularmente arriesgado", dijo James Lynch, director de Fair/Square Research and Projects y experto en trabajadores migrantes en Qatar. "La nueva migración a Qatar se ha detenido como resultado de la pandemia, por lo que el impacto de perder el trabajo es ahora incluso peor de lo que sería de todos modos".

El número de casos confirmados de coronavirus en Qatar ha superado ya los 500, con la gran mayoría de trabajadores migrantes. La cifra es la tercera más alta del Golfo, después de Irán y Arabia Saudita.

En un comunicado, la oficina de comunicaciones del gobierno de Qatar dijo que el bienestar de todos en Qatar es de suma importancia. Las pruebas de detección del coronavirus son gratuitas para todos y cualquiera que dé positivo recibe atención de alta calidad sin costo alguno, dijeron.

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"El gobierno está en estrecha coordinación con los empleadores para asegurar que se mantenga su salud y seguridad. Esto incluye trabajar con las empresas para concienciar a los trabajadores sobre las acciones preventivas, incluyendo la higiene, la esterilización y la limpieza de los lugares y los autobuses, así como la entrada y la salida controladas de los lugares de trabajo", dice el comunicado.

Se ha solicitado el comentario del comité supremo, el organismo organizador de la Copa del Mundo.